24 de marzo de 2011

¿Qué pasa en Portugal?


José Sócrates, secretario general del Partido Socialista y primer ministro de Portugal presentó ayer su dimisión tras ver como se rechazaba en el Parlamento el cuarto plan de austeridad presentado en el último año por el Gobierno. Este plan estaba encaminado a reducir el déficit en 2011 para cumplir con el objetivo de situarlo en el 4,6% del PIB.

Desgraciadamente, el menor de los problemas de nuestro país vecino es la dimisión de Sócrates. Portugal necesita mucho dinero para seguir funcionando y rehacer su maltrecha economía, el problema es que gasta más de lo que gana, por lo que necesita pedirlo prestado. Lógicamente nadie te lo va a prestar si no vas a poder devolvérselo, de ahí los cuatro planes de austeridad presentados para dar tranquilidad a los prestamistas. Lamentablemente esto no ha surtido efecto, y actualmente el rendimiento de los bonos portugueses a 5 años está cerca del 8%.

¿Qué significa esto de los bonos?. Un ejemplo, si yo le presto 1000€ a Portugal, nuestro país vecino me va a pagar durante 5 años unos intereses del 8 % anual, es decir 80€ al año. Cuando pasan los 5 años me tiene que devolver los 1000€ que le dejé. Así, Portugal me ha acabado pagando 80x5=400€ de intereses. Este es un método que utilizan todos los países para financiarse, pero claro, cuando hay posibilidades de que no puedas devolver el dinero, los intereses suben. Los expertos consideran insostenible un nivel de más del 7% (el bono a 5 años español está al 4% y el alemán al 2,5%).

Este plan de ajuste que se votaba era la última oportunidad de Sócrates de evitar la intervención internacional, pues ahora, al problema económico le añadimos una incertidumbre política que seguramente va a hacer que suban todavía más los intereses de la deuda lusa, con lo que no le va a quedar más remedio, si no quiere quebrar, que ponerse en manos de la Unión Europea y el Fondo Monetario Internacional, siguiendo la senda de Irlanda y Grecia. Es decir, va perder su soberanía económica para seguir los dictados que le marquen estas instituciones.

¿Por qué pasa ahora? ¿Está Portugal mucho peor que hace unos meses? La verdad es que no, lo que pasa es que hasta ahora, el BCE (Banco Central Europeo) le ha estado comprando bonos intentando ganar tiempo. Sin embargo, parece que el período de gracia ha terminado. Y es que, pese al encarecimiento de la financiación lusa, el BCE no ha vuelto a realizar ninguna compra adicional de deuda desde la semana pasada después de haber adquirido 20.000 millones de euros desde mayo hasta ahora. Esto coincide (que casualidad) justo con la cumbre de los líderes europeos que empieza hoy, en la que por cierto, no se iban a tomar medidas concretas (como el refuerzo del fondo de rescate actual para países con dificultades financieras) porque los Jefes de Gobierno de los Veintisiete no se ponen de acuerdo.

Lo que ha sucedido en Portugal se podría interpretar como una forma que tiene el BCE de decirle a la Unión Europea que él no va a estar siempre comprando deuda de países con problemas porque esa no es la solución, el dinero no es infinito e incluso el propio BCE podría llegar a tener problemas, la deuda no se soluciona sólo con más deuda, sino que también hay que hacer reformas económicas estructurales; los políticos se tienen que poner las pilas, apartar sus diferencias y articular mecanismos para facilitar liquidez a los paises con problemas y para evitar que esto vuelva a suceder, como la reforma del fondo de rescate que dijeron que iban a hacer, aumentándolo y autorizándolo a comprar bonos de los países con problemas.

Lo delicado de esta situación es que Alemania, que es el principal contribuyente al fondo, no lo va a sacar adelante sin no se ratifica lo que ha llamado Pacto del euro, que implicaría para los países que lo suscriban la obligación de realizar importantes reformas a la alemana como podrían ser adaptar la edad de jubilación a la esperanza de vida, controlar los costes salariales y alinearlos con la productividad, flexibilizar el mercado de trabajo, incluir frenos a la deuda y el déficit en las legislaciones nacionales, una mayor coordinación del impuesto de sociedades, etc. El problemas es que algunas de estas reformas conllevarían una pérdida de independencia de las políticas económicas de los países miembros que pasarían a gestionarse desde Europa, algo que a muchos no les hace gracia.

Veremos que pasa porque si a Portugal no se le rescata pronto, los siguientes en tener problemas podríamos ser nosotros.

19 de marzo de 2011

Islandia: "está pasando, no lo estás viendo"

Hoy en día vivimos en la era de la información, las noticias, las imágenes dan la vuelta al mundo en solo unos segundos. Un gran avance en el que la información día a día inunda tu televisión, tu radio, tu periódico, tu ordenador… Como bien reza el lema del afamado canal de información CNN “Está pasando, lo estás viendo”, el mejor ejemplo lo estamos viviendo últimamente con la llamada “ola de revoluciones” en el Mundo Árabe, dónde los medios han realizado un gran despliegue para cubrir todos estos acontecimientos y tener al mundo enterado de la última hora de la situación en Libia o dónde sea.

Aunque hay algo que no encaja del todo en esta era de la información, la censura, algo que mucha gente no atribuiría a sistemas tan “avanzados” como nuestra democracia occidental. Pues sí, choca mucho el gran despliegue en las revoluciones árabes y que por el contrario poca gente tenga conocimiento de lo que lleva ocurriendo en Islandia desde hace unos años, pues los medios no han hecho mención de la revolución pacífica que se está llevando a cabo en Islandia, producto de la grave crisis económica iniciada en 2008, dónde los ciudadanos han llegado a hacer dimitir a un gobierno, se han nacionalizado los principales bancos, expulsado a los banqueros que habían causado la crisis y se ha decidido no pagar la deuda que habían contraído con los Países Bajos y Reino Unido y finalmente se ha creado una Asamblea Popular para reescribir una nueva Constitución. Se trata pues de una revolución contra el orden neoliberal que nos ha conducido a tal crisis en el seno de la Europa democrática, por eso ha existido este velo de silencio, pues no conviene que la gente se conciencie de que se puede hacer algo ante la raíz de la crisis, conviene más que la gente esté más pendiente de lo que pasa en el mundo árabe antes de lo que ocurre en Europa.

Está revolución lanza un torpedo hacía la línea de flotación del orden occidental. Un orden sumido en una crisis económica que se está traduciendo en una reacción política como ocurre en Islandia. Aunque como hemos visto este hecho ha quedado tapado en la prensa y la televisión para que no veamos que existe una posibilidad de que las cosas cambien. Por ello veo muy importante difundir este tipo de noticias que muestran que incluso ahora hay esperanza y que el cambio es posible. Aunque la clase política se haya apropiado del poder y de las vías de participación política ciudadana, el poder nos pertenece y en Islandia ha quedado demostrado.

A continuación dejo un pequeño resumen de los acontecimientos más relevantes:

§ A finales de 2008, los efectos de la crisis en la economía islandesa son devastadores. En octubre se nacionaliza Landsbanki, principal banco del país. El gobierno británico congela todos los activos de su subsidiaria IceSave, con 300.000 clientes británicos y 910 millones de euros invertidos por administraciones locales y entidades públicas del Reino Unido. A Landsbanki le seguirán los otros dos bancos principales, el Kaupthing el Glitnir. Sus principales clientes están en ese país y en Holanda, clientes a los que sus estados tienen que reembolsar sus ahorros con 3.700 millones de euros de dinero público. Por entonces, el conjunto de las deudas bancarias de Islandia equivale a varias veces su PIB. Por otro lado, la moneda se desploma y la bolsa suspende su actividad tras un hundimiento del 76%. El país está en bancarrota.

§ El gobierno solicita oficialmente ayuda al Fondo Monetario Internacional (FMI), que aprueba un préstamo de 2.100 millones de dólares, completado por otros 2.500 millones de algunos países nórdicos.

§ Las protestas ciudadanas frente al parlamento en Reykjavik van en aumento. El 23 de enero de 2009 se convocan elecciones anticipadas y tres días después, las caceroladas ya son multitudinarias y provocan la dimisión del Primer Ministro, el conservador Geir H. Haarden, y de todo su gobierno en bloque. Es el primer gobierno (y único que yo sepa) que cae víctima de la crisis mundial.

§ El 25 de abril se celebran elecciones generales de las que sale un gobierno de coalición formado por la Alianza Social-demócrata y el Movimiento de Izquierda Verde, encabezado por la nueva Primera Ministra Jóhanna Sigurðardóttir.

§ A lo largo del 2009 continúa la pésima situación económica del país y el año cierra con una caída del PIB del 7%.

§ Mediante una ley ampliamente discutida en el parlamento se propone la devolución de la deuda a Gran Bretaña y Holanda mediante el pago de 3.500 millones de euros, suma que pagarán todos las familias islandesas mensualmente durante los próximos 15 años al 5,5% de interés. La gente se vuelve a echar a la calle y solicita someter la ley a referéndum. En enero de 2010 el Presidente, Ólafur Ragnar Grímsson, se niega a ratificarla y anuncia que habrá consulta popular.

§ En marzo se celebra el referéndum y el NO al pago de la deuda arrasa con un 93% de los votos. La revolución islandesa consigue una nueva victoria de forma pacífica.

§ El FMI congela las ayudas económicas a Islandia a la espera de que se resuelva la devolución de su deuda.

§ A todo esto, el gobierno ha iniciado una investigación para dirimir jurídicamente las responsabilidades de la crisis. Comienzan las detenciones de varios banqueros y altos ejecutivos. La Interpol dicta una orden internacional de arresto contra el ex-Presidente del Kaupthing, Sigurdur Einarsson.

§ En este contexto de crisis, se elige una asamblea constituyente el pasado mes de noviembre para redactar una nueva constitución que recoja las lecciones aprendidas de la crisis y que sustituya a la actual, una copia de la constitución danesa. Para ello, se recurre directamente al pueblo soberano. Se eligen 25 ciudadanos sin filiación política de los 522 que se han presentado a las candidaturas, para lo cual sólo era necesario ser mayor de edad y tener el apoyo de 30 personas. La asamblea constitucional comenzará su trabajo en febrero de 2011 y presentará un proyecto de carta magna a partir de las recomendaciones consensuadas en distintas asambleas que se celebrarán por todo el país. Deberá ser aprobada por el actual Parlamento y por el que se constituya tras las próximas elecciones legislativas.

§ Y para terminar, otra medida “revolucionaria” del parlamento islandés: la Iniciativa Islandesa Moderna para Medios de Comunicación, un proyecto de ley que pretende crear un marco jurídico destinado a la protección de la libertad de información y de expresión. Se pretende hacer del país un refugio seguro para el periodismo de investigación y la libertad de información donde se protejan fuentes, periodistas y proveedores de Internet que alojen información periodística; el infierno para EEUU y el paraíso para Wikileaks.

16 de marzo de 2011

Gatopardos del siglo XXI


Si algo nos ha enseñado la Historia es que tarde o temprano, los hechos y sus protagonistas acaban repitiéndose una y otra vez. Y si hay un lugar en el mundo en el que esto suceda regularmente, ese es Italia.

La novela El Gatopardo, escrita en 1957 por Giuseppe Tomasi Di Lampedusa y llevada al cine por Luchino Visconti en 1962, constituye una visión detallada de la Italia de mediados del siglo XIX. Concretamente ambientada en su Sicilia natal, Lampedusa retrocede un siglo para narrar el brusco cambio al que la sociedad italiana estaba a punto de exponerse. Se trataba de un cambio representativo también para otros Estados europeos que sufrían paralelamente el mismo proceso, siendo en él cuando se empezaron a manejar conceptos como Nación o nacionalismo que tan determinantes resultarían tiempo después. Tales términos eran abanderados por una pujante burguesía que pedía a gritos un sitio en lo más alto del poder, desbancando, en la medida de lo posible, a una aristocracia anclada en los férreos valores del pasado.

El autor recurre a la visión de un viejo príncipe rural palermitano, Don Fabrizio Salina, el Gatopardo, para que el lector tome conciencia de cómo se vislumbra ese cambio en un hombre nacido en otro tiempo, es decir, para ver cómo afronta, a modo de metáfora final, las irremisibles transformaciones que se producen en el ocaso de su vida, aquellas que, sin contar con él ni con su mundo, modelarían la realidad futura a corto plazo. Al no tratarse de un personaje lineal, esto es, al tratarse de alguien que sufre una transformación a lo largo de la narración al calor de los acontecimientos, vamos a recurrir a él sólo en aquellos momentos en los que podamos establecer analogías que nos sirvan para denunciar la situación actual de la política italiana y en concreto, la gestión de su Premier, utilizando siempre la sátira y huyendo del igualamiento entre la imagen individual de tan íntegro personaje con la del susodicho político.

Como entonces, hoy la sociedad italiana, indecisa, a la deriva moral, inmersa en un pozo de fango televisivo de devastación intelectual, se enfrenta a un proceso irreversible de cambio desde hace ya varias décadas. Es en éste impasse infinito de transición entre no se sabe bien qué y hacia no se sabe bien dónde, el terreno en el que se mueven a la perfección los pos-modernos Gatopardos del siglo XXI, amparados, como no podía ser de otra forma, por su último paladín: Silvio, il Cavaliere.
Como le ocurre a Silvio (Milán, 1936), Don Fabrizio, aún consciente de la que se avecina, se engaña para mantenerse tranquilo. Recostado en su estudio, con aire chulesco, pensando que todo va bien, que lo que va a suceder es "nada", que el país está tan tranquilo como para permitirse comer en el campo con toda su familia, que la tormenta que azota tras el cristal los cipreses del palacio de Donnafugata no va con él, que las estructuras del poder, forjadas durante tantos siglos y consolidadas ya en el imaginario italiano, nunca van a caer; se permite incluso la mofa, la mirada de pena, esa mirada que el príncipe de Salina dedica a su joven sobrino Tancredi cuando éste le cuenta que se va para volver con la tricolor, que en algún lugar de la Península hay hombres que no están dispuestos a continuar viviendo en aquella mentira desbocada y que, conscientes de ella, se disponen a instaurar un nuevo orden…

Como Don Fabrizio, Silvio es el último heredero de una tradición inmemorial de banquetes fastuosos y bacanales sin mañana. Al más puro estilo Corleone, tanto sus villas particulares como los palacios estatales, se convierten en destino obligado de visita para quienes desean ser bendecidos por el Padrino, ya sea para casarse con su hija o para conseguir un puesto en el Parlamento europeo. Sólo conociendo la existencia de éstas reuniones regadas con los mejores vinos piamonteses y las más variadas sobrinas de dirigentes internacionales, podemos entender como el Gatopardo ha conseguido crear esa inmensa red de relaciones que hace que sus tentáculos vicien hasta el más recóndito rincón de la geografía española, perdón, italiana.

Sin embargo, existen dos características que diferencian fundamentalmente a ambos Gatopardos. La divergencia más grande estriba en la magnitud de poder entre uno y otro. Mientras el príncipe Salina gobernaba simbólicamente los terrenos colindantes al capoluogo siciliano, Silvio extiende su poder, cual emperador romano, allende las fronteras itálicas. No sólo su poder como Presidente sino, y sobre todo, como gran empresario que es. El tema no es baladí. No cualquiera se encuentra en el puesto 74 en la
lista de billonarios más ricos del mundo, no cualquiera es dueño del club más importante del futbol italiano, no un mindundi posee la mayoría de las cadenas de televisión ni controla todos los medios de comunicación de su país, no cualquier mojigato llega a la presidencia de un Estado tras encontrarse involucrado durante tantos años en tantos escándalos de tan diversa índole.

La otra diferencia es la clase. Don Fabrizio Salina sabía qué era propio o impropio en cada momento. Era consciente de que las palabras son caras, no fanfarroneando delante de sus iguales. Acertadamente se situaba al lado de quién creía que debía estar, era justo con sus errores y con los de los demás, identificaba cuando los materiales de un traje eran de inferior calidad a los del suyo, callándoselo por supuesto por cortesía y, ante todo, tenía la cultura como el mayor de los patrimonios del ser humano, no en vano, le había sido concedida la medalla de honor de la Universidad de la Sorbona por sus estudios astronómicos. Silvio es, en este aspecto, su antítesis. Amigo de dictadores, coroneles y ex agentes del KGB, la imagen de Barón Dandy, de gigoló de tres al cuarto, es de todo menos cortés. Ni siquiera posee la falsa humildad de aristócrata. Su mundo es la verdulería, la lonja, el mercado de abastos. Su cultura la de la privatización de la Universidad, la de inversión cero en conservación de patrimonio, la de los concursos de cajas sorpresa con velinas despampanantes. Su democracia la de comprar votos a última hora para superar mociones de censura. Su justicia la de modificar la constitución para crear un sistema judicial todavía más corrupto…

Pero la consigna es la misma en la trama gatopardesca: “para que todo siga igual es necesario que todo cambie”. Y esa es la política que, como el Gatopardo, sigue Silvio, a modo de superviviente aferrado a cualquier tabla que le permita continuar en el poder. Pero hay alguna vez en que nada sigue igual. Ya lo sabe bien Burt Lancaster tras la cena de gala en la que la fantástica y juvenil Claudia Cardinale lo invita a bailar. Por ello, como para todos, llegará un día no muy lejano en el que Silvio, como Don Fabrizio agonizó en aquella calurosa habitación de Messina, lo haga también en su lecho político, sudoroso y consciente de que su mundo se termina, de que el cambio llama a las puertas queriendo devorarlo cual hiena rabiosa, para que todo siga igual o, chi lo sa, todo cambie.

Se suele decir que cada pueblo tiene los gobernantes que se merece. Lástima que en la palabra pueblo se engloben también aquellos inocentes que se ven envueltos en la vorágine populista de propaganda panfletera, aquellos que ven como sus compatriotas asienten obedientes al mensaje que los medios transmiten en directo desde el Castillo del Conde Drácula, aquellos que son conscientes de lo que ocurre y no descansan tranquilos por las noches pensando en che sarà di tutti noi. Ya pronosticó el Gatopardo, con esa percepción de la realidad que acaba por imponerse en él de forma absoluta, que dentro de dos siglos la situación italiana iba a cambiar, pero a peor: el gobierno, antes formado por fieros leones, estará compuesto por sucios chacales. Nosotros no somos quién para hablar de ello. Nuestra situación fue, es y puede llegar a ser peor que la de nuestros compadres italianos. Pero de eso ya habrá tiempo de hablar...

Mientras tanto, si les gustan las conspiraciones eclesiásticas, las historias de mafia, la pintura de Caravaggio, i gnocchi all pesto,
Giuliano Palma & The Bluebeaters, Rigoletto, Fellini, Génova, Stromboli, la Valle d´Aosta, en definitiva, si les gusta Italia tanto como a mí, les recomiendo encarecidamente que sigan el magnífico blog Vaticalia del periodista Miguel Mora, simplemente genial. Y de paso también les recomiendo que lean el Gatopardo, una de las mejores novelas de todos los tiempos. No hay forma mejor de entender Italia y de viajar a ella sin moverse de su sofá.

15 de marzo de 2011

Elecciones en la España democrática: El triunfo de las mayorías

El sistema electoral actual está configurado para fomentar la creación de mayorías para un gobierno estable. Esto es fruto de las circunscripciones pequeñas sumadas a un reparto poco proporcional de los escaños. Así por ejemplo llegan a producirse situaciones como que la tercera fuerza política en número de votos quede relegada en cuanto al número de escaños, por el diferente “precio” que tienen estos escaños según para que partido político.

El sistema de asignar los escaños basado en las mayorías provinciales reduce la opción de representación de las minorías, puesto que los votantes de estas minorías no cuentan con una concentración geográfica. A esto se suma el problema del pequeño tamaño de las circunscripciones, reduciendo el número de representantes a elegir por circunscripción siendo por tanto menos proporcional el reparto. Por tanto los representantes acaban siendo de uno, dos o tres partidos, quedando los demás votos sin representación. Por tanto es muy difícil que los partidos minoritarios lleguen a tener representación, a no ser que su electorado este concentrado geográficamente. Por tanto lo que se fomenta es el regionalismo, grupos regionales que busquen ese voto concentrado en las circunscripciones y que miren más por causas regionales que nacionales. Lo que lleva a que haya una ausencia partidos nacionales fuertes que planteen una alternativa a las fuerzas políticas mayoritarias PSOE y PP.

Este sistema se puede ver como una medida de estabilidad para la Transición, para no tener un parlamento muy fragmentado y débil. Aunque por lo que vemos, este sistema fomenta el regionalismo y nacionalismo, por lo que como hemos visto los partidos mayoritarios muchas veces para gobernar han de pactar con partidos nacionalistas que son las siguientes fuerzas políticas, por lo que su gobierno se ve condicionado al apoyo y peticiones de estos partidos de corte regionalista y nacionalista. Digamos que los nacionalistas tienen la “llave” del gobierno.

Por otro lado se da el problema de una falta de representación fiel del electorado, se puede decir que existe un déficit en la democracia. Las elecciones son la única vía que tiene el ciudadano para participar en la vida política del país, y esta vía está absolutamente controlada por los partidos políticos mayoritarios, por tanto podemos llegar a preguntarnos si realmente poseemos la soberanía popular y qué tipo de democracia nos están vendiendo. Por tanto habría que buscar otro sistema electoral y realizar las modificaciones necesarias para acercarnos más a una democracia plena en la que la soberanía popular esté representada en el gobierno.

14 de marzo de 2011

Google Books Ngram Viewer


 No se si habrá alguien que todavía no conozca  Google Books Ngram Viewer, el nuevo juguetito que sacó Google el pasado mes de Diciembre. Desde hace más de un lustro Google lleva digitalizando las bibliotecas de todo el mundo, pues bien, ahora ha creado una gigantesca base de datos que nos permite comprobar mediante un gráfico la evolución del uso de las palabras que queramos en los libros de los últimos siglos. Es una herramienta fantástica para los aficionados a la Historia, pues permite rastrear los temas que preocupaban a la gente y sobre los que más se escribía en una época determinada y cómo esto ha ido cambiando con el paso del tiempo.

La he utilizado para buscar estas dos palabras en castellano: Ciencia y Religión; y esto es lo que me ha salido:

Llama la atención los altibajos que sufre el número de libros relacionados con la Religión, pero se pueden explicar fácilmente contextualizando las épocas en que fueron escritos. A principio del siglo XIX vemos que se escriben bastantes libros de temática religiosa coincidiendo con la Guerra de la Independencia y el reinado de Fernando VII, se reducen en durante la regencia de María Cristina y el reinado de Isabel II y vuelven a aumentar en la Restauración permaneciendo en un nivel muy alto prácticamente hasta 1960, con la apertura del franquismo, que es cuando se produce el punto de inflexión en nuestra sociedad comenzando una tendencia en la que ya van a dominar con más claridad las publicaciones científicas sobre las religiosas. Con los libros de ciencia vemos que inician su despegue bajo el reinado de Isabel II (de la mano de una incipiente industrialización) y su proporción va a ir aumentando de manera constante con pequeños estancamientos hacia 1923-1930 y 1942-1962, que curiosamente coinciden con las dictaduras que hemos tenido en España en el siglo XX.

Para comparar, busqué también las mismas palabras pero en inglés y esto es lo que sale:

Parece que la gente que escribe en lengua inglesa tiene muy claro que es lo importante, el punto de inflexión en el cual los libros de ciencia comienzan a ser mas numerosos que los de religión lo encontramos ¡100 años antes!,  en 1860, casi nada. Desde luego esto corrobora el ¡Que inventen ellos! de Unamuno.

Os animo a utilizar esta herramienta para buscar los términos que se os ocurran porque salen resultados muy interesantes. No me resisto a poner algunos términos de los que se me han ocurrido y que cada uno saque sus propias conclusiones: